La primera ceremonia nupcial de la que se tiene registro se produjo en el Antiguo Egipto entre Tutmés II y Hapshepsut, hace unos 3.500 años. Si bien las bodas han cambiado mucho, en esencia, continúa siendo una gran fiesta para celebrar la unión de una pareja que decide formar una familia. A lo largo de estos milenios, el protocolo de esta celebración ha sufrido grandes transformaciones, y en la actualidad no se puede generalizar porque existen grandes diferencias dependiendo de las costumbres del lugar donde se celebre esta ceremonia y del credo religioso de los contrayentes.
Pero llegar al banquete de bodas es un largo camino repleto de detalles que hay que tener en cuenta:
- La petición de mano: ya no tiene la carga oficial de antaño; normalmente las dos familias se reúnen y los prometidos anuncian la buena nueva. Aquí la comida o la cena la paga la familia de la novia. En presencia de las dos familias hay un intercambio de presentes entre los futuros esposos, lo más habitual es que ella regale un reloj y él el anillo de compromiso.
- Preparativos de boda: en general se estila entre 6 meses y 1 año. Se decide la fecha y el lugar de la ceremonia, habitualmente el lugar escogido es relevante para alguno de los novios. Se estima la cantidad de invitados; el lugar del banquete; se deben elegir y grabar las alianzas; el vestido de la novia y el traje del novio; y dónde será la luna de miel.
- Los invitados: esta lista merece un momento de reflexión. Dependerá mucho del presupuesto y del tipo de boda que quieran los novios. Existen unos invitados que son obligados, el padre, la madre y los hermanos de los prometidos; la familia cercana -tíos, primos, abuelos- y los amigos íntimos de ambos. El resto de los invitados es opcional, un consejo: no invitar a nadie por obligación. Una vez decidida esta lista, se eligen las invitaciones y los novios, de puño y letra, escriben los sobres y hacen llegar las invitaciones, ya sea por correo o personalmente. Los sobres tienen que llegar a manos de los invitados entre dos meses y un mes antes de la gran fecha. La invitación, según lo marca la etiqueta, deberá ser horizontal y arriba a la izquierda los nombres y apellidos de los padres de ella y a la derecha los del padre de él, en el centro el nombre de los contrayentes con la fecha y el lugar de la ceremonia y el banquete.
- En la recta final: ha llegado el momento de elegir el menú y la tarta; no olvidemos la lista de bodas; las pruebas de peluquería y maquillaje de la novia; y por último, ¡el ramo de novia! Parte 2: el gran momento se acerca
El gran momento se acerca
Ya hemos hablado de los preparativos para el gran momento, y ahora, a medida que nos acercamos, hay que tener en cuenta cosas como:- Los regalos: existe un protocolo con respecto a este punto. Cuando alguien te invita a una boda, asistas o no, debes enviar un presente. Este no tiene porqué ser equivalente al precio del cubierto. Algunas parejas optan por una fórmula que se impuso hace relativamente poco tiempo: la lista de bodas. Lo cierto es que es bastante cómoda para todas las partes, porque evita la repetición y facilita a los novios a hacerse con cosas que necesitan y/o les apetece, y no hay lugar para la equivocación. Aún así, los invitados pueden regalar lo que quieran y decantarse por un regalo personalizado. Otra opción muy en boga en estos días, sobre todo en parejas que ya viven juntas y tienen la casa montada, es el dinero. ¿Cuál es el monto que hay que regalar? Dependerá de la cercanía de la relación con los novios y del poder adquisitivo de cada uno. Si conoces a otros invitados, puedes tantear con ellos. Una vez los novios regresen de la luna de miel, deben agradecer de puño y letra a todos los invitados los presentes recibidos.
- El vestido de ella: ten en cuenta que empezarás a hacer pruebas del vestido entre un año y seis meses antes de la boda. Nunca te equivocarás si optas por la sencillez y la elegancia, aunque es tu día, el día en que te conviertes en princesa y centro de atención, así que te tienes que ver guapa y sentirte especial. Evita recargarlo demasiado con lazos, guirnaldas y encajes. Trata de que dentro de lo posible sea cómodo, piensa que si no te puedes mover con él, lo pasarás mal, son muchas horas y tienes que hacer muchas cosas, entre ellas bailar. Los zapatos planos están totalmente prohibidos, también las plataformas. El maquillaje y el cabello, natural, pero que resalte nuestros puntos fuertes. ¡Un día es un día! Aunque ojo, no es carnaval.
- El traje de él: lo mismo que vale para la novia, se aplica al novio. Sencillez y elegancia son una apuesta segura. Él, por supuesto, no tiene la variedad de elección que la novia, pero aún así puede elegir entre chaqué o traje de chaqueta. El esmoquin está completamente prohibido. Si el novio lleva chaqué, también están obligados a llevarlos los testigos y los padrinos, pero si el novio lleva traje de chaqueta, ningún otro asistente puede aparecerse con un chaqué. El traje será siempre liso y oscuro si la boda se celebra en invierno, pero si es verano se permite que sea de colores más claros. La camisa más clara o blanca, preferiblemente lisa, aunque rayas discretas y finas también se aceptan. El único toque diferenciador permitido es la corbata, así que ahí el novio se puede lucir. Si el novio es militar, puede utilizar el traje de gala.
Radiante va la novia
Parece mentira, todos esos meses de preparación, antelación, a veces ansiedad pero también alegrías y sobre todo expectación, se acercan a su fin. Ha llegado el momento en que la novia y el novio, si han superado la dura prueba de organizar la boda, digan: “Sí, quiero”.
- Ahora, a entrar todos a la iglesia, pero en orden... Primero deben entrar la madrina y el novio -ojo, no deben quedarse esperando fuera-, son ellos los que reciben a los invitados. En general las primeras filas de la iglesia las ocupan los familiares de los novios, antiguamente los de la novia a la izquierda y a la derecha los del novio, pero ya pocos conservan esta costumbre.
- La iglesia está tapizada por una alfombra roja que representa los valores del honor y el respeto, por allí entra la novia del brazo del padrino, -es importantísima la puntualidad, no se puede retrasar más de 30 minutos- ella por la izquierda, al ritmo de los acordes de la música elegida por los novios. La mayoría de las bodas siguen eligiendo la marcha nupcial que Mendelssohn escribió en 1842 para la suite “Sueño de una noche de verano” inspirada en la conocida obra de Shakespeare, pero todo cabe y depende exclusivamente de lo que quieran los contrayentes.
- Cuando llega al altar, la está esperando el novio. En las bodas católicas, el velo tiene el símbolo de pureza por eso en ocasiones es doble y cuando el padre de la novia la “entrega”, el novio le descubre el rostro. Del resto no hay que preocuparse demasiado, la ceremonia ahora está en manos del oficiante, solo tenemos que dejarnos guiar.
- La salida de la iglesia es muy sencilla, los primeros en salir son los novios del brazo, seguidos por los padrinos y los testigos, y luego el resto de invitados. Lo cierto es que a esas alturas, hay una gran algarabía y no todos salen por el centro... además hay que darse prisa, que hay que ir a tirar el consabido arroz, que es una costumbre traída desde el lejano Oriente pero que Europa adoptó desde la Edad Media y es símbolo de fertilidad y abundancia para la pareja. En los últimos tiempos se ha impuesto arrojar pétalos de rosa, que simboliza plenitud y un futuro promisorio. Yo me quedo con el arroz, es más barato y más fácil de poner en el bolsito de fiesta.
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